En tiempos de
incertidumbre y cambios inesperados lo más probable es experimentar con frecuencia uno de las
emociones básicas más antiguas: LA IRA
Bien sea por no lograr
lo que se desea, por no ver satisfecha una necesidad, porque no ocurren las
cosas como debería ser, por frustraciones, por falta de correspondencia de
sentimientos, o por múltiples otras razones, nos vemos repentinamente envueltos
en el torbellino de IRA, razón por la
cual necesitamos conocerla, y aprender a gestionarla.
Es una emoción antigua,
desde el principio de los tiempos ha sido experimentada y desde entonces es
posible conocer su poderoso caudal de energía que necesita ser expresada y que
además representa como lo señala Walter Riso (2005) la “principal fuerza
interior para vencer obstáculos”
Como emoción primaria, La IRA tiene un componente fisiológico, está
en nuestro código genético. (Forma parte de una reacción de
lucha-huida ante estímulos considerados una amenaza) se nace
con ella, aparece de manera natural y cumple una función adaptativa. La IRA no
es buena ni mala, es de corta
duración y se agota en sí misma. A lo largo de la vida cada
persona va progresivamente construyendo su historia particular de IRA dependiendo
de la dinámica vincular con los representantes significativos de su entorno. De
manera que, lo constitucional (con lo que nacemos) al interactuar con medio
ambiente psico-socio-emocional dará forma, moldeará la expresión de nuestra IRA
a lo largo de nuestra vida. El rencor y el resentimiento por su parte, son
emociones secundarias-aprendidas, a
veces útiles, son defensivas o manifestaciones de un problema no resuelto, una
ira mantenida en el tiempo, casi siempre implican debilitamiento del YO.
IRA, fuego abrazador que en muchas oportunidades se relaciona
con una imagen de nosotros mismos que no ha sido respetada, con un deseo, una
expectativa, una ilusión de lo que ha “debido ser” que se frustró, en
ocasiones, pareciera conectarse con un
sufrimiento anterior. Reflexiones que apuntan a la posibilidad de (1) encontrar un significado,
o un sentido real más allá de la IRA. Sería valioso preguntarnos, por ejemplo: ¿por qué
X estímulo me genera tanta rabia? ¿Qué significa
para mí? ¿Qué pensamientos evoca? ¿Cuáles otras situaciones me recuerda? ¿Será que veo amenazada alguna imagen que
poseo de mí? Pareciera entonces que la
IRA, es una interesante e intensa emoción que puede mostrarnos aspectos
personales de gran valor, en el camino
del descubrimiento personal y la autoestima.
La IRA como todas las
emociones tiene derecho a existir,
contiene fuerza que impulsa a la acción,
necesita ser aceptada, aprender a conocerla, ¿cómo es que somos con ira
o rabia? cómo es posible gestionarla y administrarla en términos del menor costo
energético y resultados favorables en las relaciones interpersonales .
Molestarnos implica en primer lugar una interpretación de la realidad (acción, palabra, imagen o gesto,
entre otros) como amenaza-estresor, de inmediato, biológicamente al el sistema
Nervioso Simpático se activa para producir cortisol, hormona del estrés, que nos
prepara para huir o atacar ante amenazas y allí comienza la función. Desde el
pensamiento, una cadena de rápidas asociaciones busca información relacionada
al evento y va sumando argumentos a favor de la temática elegida por nuestra
interpretación, aumentando el volumen de la amenaza y en consecuencia de la
activación biológica de la ira.
Será posible, entonces,
(2) cuestionar nuestras interpretaciones
y nuevamente, preguntarnos: ¿es cierto lo que pensé? ¿Habrá otra explicación a
lo vivido? ¿Será posible que exista una
buena intención del otro detrás de su comportamiento?. Preguntas que son como puertas
que permitirán abrir nuevos caminos, llaves que desactivarán la cadena de estrés,
permitiendo apreciar con mayor serenidad los eventos de nuestro entorno.
Finalmente, puede
suceder, que impulsados por la poderosa fuerza que desata la IRA decidamos emprender acciones que de
otra manera nunca hubiésemos siquiera imaginado. Acciones que una vez atravesado
el torbellino de la IRA nos permiten (3)
apreciar lo alto de nuestro potencial, lo fuerte que podemos llegar a ser,
la valentía y el coraje que existe dormido muy dentro de nosotros y que podría
ser convocado de maneras más amables. La energía vital es una sola y en múltiples
oportunidades aparece solo en la forma de explosiva IRA, es energía, es luz es
vibración, por lo tanto es posible reconocerla y transformarla a través de la
creatividad. Es posible una mirada más profunda para esa emoción de la IRA, una mirada serena y
propositiva que ponga el foco en lo posible, en lo que podemos aprender de
ella.